sábado, 8 de marzo de 2014

Día internacional de la mujer

Hoy es un día para reflexionar. Para dar gracias a todas esas mujeres que nos han abierto el camino que nosotras ahora andamos. Y para apoyar a aquellas que tienen sus puertas a la libertad aún cerradas.


Gracias a Hipatia de Alejandría (370), primera mujer científica de la historia en realizar una contribución importante.
Gracias a Mary Wollstonecraft y su obra “Vindicación de los derechos de la mujer”(1792), quien mantiene por primera vez que las mujeres somos seres humanos que merecen los mismos derechos fundamentales que el hombre.
Gracias a Sor Juana Inés de la Cruz (México, 1648/51-1695), una de las primeras escritoras femeninas que llegó a la fama.
Gracias a Charlotte y Anne Brontë y su Jane Eyre y Agnes Grey, libros considerados por muchos como novelas precursoras del feminismo.
Gracias a Lucretia Mott, Lucy Stone, Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony, autoras y activistas importantes defensoras de los derechos de la mujer en USA durante el siglo XIX y que lucharon por el derecho a voto de las mujeres entre otras cosas.
Gracias a  Emmeline Pankhurst (1858-1928), Annie Kenney, Emily Davison y Dama Ethel Smyth, fundadoras del movimiento sufragista británico que consiguieron el derecho a voto para todas las mujeres británicas.
Gracias a Sarmiza Bilcescu (1867-1935), primera mujer europea licenciada en Derecho por la Universidad de París y la primera en el mundo que consiguió un doctorado de Derecho, con una tesis donde mostraba todas las contradicciones y la carencia de derechos de las mujeres y, muy especialmente, de las madres.
Gracias a Elisa Leonida Zamfirescu (1887-1973), la primera mujer ingeniero del mundo.
Gracias a Simone de Beauvoir, Betty Friedan, Kate Millett, y otras muchas que encabezaron el Movimiento de la liberación de la Mujer en una corriente de pensamiento que defendían entre otras cosas la desigualdad, la sexualidad, la familia, el lugar de trabajo y los derechos en la reproducción a principios de los años 1960 hasta los años 90.
Gracias a otras muchas que se me quedarán en el tintero, más que nada por mi propia ignorancia, no porque no sean merecedoras de ser recordadas.
Y, en especial, gracias a todas esas mujeres anónimas que cada día luchan, o han luchado, por defender nuestros derechos.
Porque las mujeres somos personas. No somos propiedad de nadie, y menos de ningún hombre. No somos objetos sexuales, o sí, pero es nuestra elección. No somos ni mejores ni peores que un hombre, somos sus iguales.
Y como todas las “personas” hay mujeres más listas que otras, hombres más listos que otros. Mujeres que pueden desempeñar trabajos que habitualmente desempeñan hombres, hombres que no son capaces de desempeñar esos trabajos que habitualmente se relacionan con propio su sexo.
Pertenecemos al género humano. Y punto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario