sábado, 22 de abril de 2017

TENIS DE MESA FEMENINO

Maravilloso equipo de Primera Nacional femenino de tenis de mesa que, tras una larga temporada de duros entrenamientos, partidos, viajes, etc..., logra clasificarse primeras de grupo para la fase de ascenso en Irún.



Un equipo parido  gracias a una persona que prometió hacerse cargo de ellas, sacrificando hasta sus vacaciones para poder hacer una pretemporada a la altura de lo que las chicas podían dar. Su  Club no apostó nunca por un equipo femenino en Primera Nacional, y éste ha demostrado ser un EQUIPO con mayúsculas, unido y compenetrado. Este entrenador las llevó a lo más alto y las hizo crecer como equipo y como jugadoras, (solo perdieron un partido en toda la temporada).
Este fin de semana se jugaban la fase de ascenso en Irún. Como primeras de grupo, a las siete habrían tenido la oportunidad de jugar un partido, en el que, si lograban la victoria, obtendrían la plaza en División de Honor de manera automática. Pero no han ido a Irún, a pesar de lo motivadas e ilusionadas que estaban, pues ganar sería el final perfecto para una estupenda temporada. Y estaban mentalizadas para darlo todo.


Ellas han demostrado ser tan buenas jugadoras como personas. A cuatro días de salir para Irún, el Club les comunica que no irán con su entrenador, esa persona que las ha motivado  toda la temporada, que se ha preocupado por ellas, que ha empleado su tiempo libre en ellas sin ganar nada a cambio y que es tan buen entrenador como persona. ¿Fue mucho pedir que las dirigiera su entrenador, el que las ha entrenado y dirigido durante TODOS los partidos de  la temporada y que se merecía compartir con ellas esta fase de ascenso?. Parece que para la directiva del Club sí que lo fue. Para ellas lo más importante era que esa persona que estuvo a su lado siempre, las dirigiera en la fase de ascenso, porque ÉL también forma parte del equipo.
Lo único importante es que este maravilloso equipo de PERSONAS,  jugadoras y entrenador, se han quedado sin ir a Irún. Un triste final para una temporada perfecta, llena de sacrificios, entrenamientos y aprendizaje.
Como madre estoy orgullosa de la decisión que han tomado mi hija y el resto del equipo; y, a la vez, enfadada porque se han quedado sin un premio que se merecían: JUGAR LA FASE DE ASCENSO A DIVISIÓN DE HONOR.

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